Camino de Santiago 2022

Partimos muy ilusionadas el sábado, 8 de octubre, por la mañana en dos autobuses, después de asistir a la Santa Misa en el oratorio del colegio y de recibir la bendición propia de los peregrinos. ¡Empezábamos nuestra aventura: «Buen Camino», nos deseaban todos!

Lo que no se imaginaban las del segundo autobús es que su aventura empezaba con mucha emoción: una avería en el autobús hizo que estuvieran paradas en plena carretera durante varias horas. Por fin un autobús de la zona las recogió y les llevó a un lugar cercano al primer albergue. De este modo su caminata del primer día se redujo un poco, pero su alegría seguía siendo la misma.

Por el contrario, las del otro autobús se llevaron la sorpresa de que tuvieron que caminar varios kilómetros más de lo previsto en esa primera etapa, que debía ser muy corta: para ellas la caminata y el cansancio del primer día aumentó, pero su alegría tampoco cesó.

Hicimos noche en Palas de Rei y asistimos a la Sta. Misa por la mañana en la parroquia. La segunda etapa se desarrolló sin sobresaltos, incluso con la adquisición de algún pulpito de Melide y comiendo en Boente según lo previsto, llegando a muy buena hora a Arzúa. ¡Etapa muy larga e intensa: unas campeonas!

En la tercera etapa, partimos de Arzúa con un queso en nuestras maletas, y llegamos a O Pedrouzo participando de la Santa Misa a mitad de camino: los ángeles de la guarda de algunas peregrinas tuvieron que hacer méritos para que no se descolgaran del grupo y lo consiguieron, ¡son unos genios!

De recuerdo de O Pedrouzo nos llevamos un merecido chupito de crema de orujo.

En la cuarta etapa, nos pusimos en marcha después de desayunar y asistimos a la Sta. Misa en Lavacolla, donde nos quedamos también a comer.

Por la tarde, continuamos con nuestra etapa. Próximo destino: Monte do Gozo, ¡qué alegría!

Antes de cenar, los sacerdotes (D. Mariano y D. Juan) nos tenían preparada una explicación magistral sobre Santiago Apóstol y Nuestra Señora del Pilar, fiesta que celebrábamos al día siguiente. Después de cenar, las organizadoras -a las que les estamos muy muy agradecidas, por estar pendientes hasta del más mínimo detalle- y las niñas nos tenían preparadas varias sorpresas.

Caímos rendidas en nuestras habitaciones, para partir al día siguiente muy temprano hacia Santiago, donde asistimos a Misa del Peregrino en la Catedral a las 9.30 de la mañana.

A los pies del Apóstol nos postramos, y con nosotras dejamos España; nuestras familias y amigos; el colegio, las profesoras y las necesidades de cada una de las familias que lo componen; y sentimos el abrazo del Apóstol animándonos a ser testimonio de Cristo con nuestra vida a nuestra vuelta a Madrid.

Madre peregrina