Queridas amigas peregrinas,
ha sido un placer compartir con todas vosotras este camino. Sabed que guardaremos por siempre en nuestro corazón todo lo vivido porque Él, Jesús, ha caminado con nosotras todo este tiempo. Él ha estado en el camino.
“Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo, en medio de ellos.» San Mateo 18:20.
Y haber caminado con Él, haber compartido su compañía, deja una huella común en todas nosotras. Un sello que verdaderamente une y distingue y que ya no será tan sólo un pañuelo rojo sino una llama encendida que se avivará cada vez que nos reencontremos.
Sigamos entonces caminando juntas, en nuestro corazón, en nuestras vidas, y compartamos lo vivido con quien no tuvo la oportunidad de unirse a nosotras.
Seamos como la Catedral de Santiago, que sobre muros fuertes y recios, bien asentados, creció, poco a poco, en gran envergadura y en gran altura, para poder albergar en su interior a todo aquel que a ella llegaba y allí dormía. Seamos sencillas en nuestro interior, y a la vez, sepamos vestirnos de verdadero oro y plata para Dios. Seamos como Santiago y contagiemos nuestra fe allí donde vayamos, con la Virgen del Pilar siempre a nuestro lado.
Un agradecimiento muy especial y todo nuestro cariño a Flora, a Titi, a Susana, a María, y a tantas madres que han ayudado y facilitado el camino.
Un abrazo a todas!! Y a descansar!!
Madre Peregrina